ALICOM 99/6





Conferencia sobre Comercio Internacional de Alimentos
a partir del año 2000: Decisiones basadas en criterios científicos, armonización, equivalencia y reconocimiento mutuo
Melbourne, Australia, 11-15 de octubre de 1999

El comercio de alimentos y la aplicación de los Acuerdos MSF y OTC: Problemas con que se enfrentan los países en desarrollo para cumplir las obligaciones derivadas de los Acuerdos MSF/OTC y el Codex Alimentarius

por

S.E. Cham Prasidh, Ministro de Comercio, Camboya

I. El comercio internacional de alimentos

1. El comercio internacional de alimentos ha ido evolucionando a lo largo de muchos siglos hasta su forma actual. Ya no sólo abarca simplemente las transacciones comerciales que se verifican entre compradores y vendedores sino que, además, se ha convertido en una operación compleja que tiene lugar en dos planos distintos. En el plano comercial, los compradores y los vendedores negocian y acuerdan los precios y las especificaciones de los productos mientras que en el plano de la observancia los gobiernos de los países exportadores e importadores interactúan para asegurar que los productos alimenticios cumplen las prescripciones estatutarias de los países importadores.

2. Cada elemento de toda esta operación se ha vuelto algo sumamente complejo. Por ejemplo, desde sus primitivos orígenes, la producción de alimentos para el consumo directo y como materia prima para ulterior elaboración ha dado lugar a los importantes sectores de las ciencias agronómica, animal y marina. De modo parecido, la ciencia actualmente ya arraigada de la bromatología ha evolucionado a partir de los primeros conatos del hombre de elaborar, preservar, almacenar y transportar alimentos. Como consecuencia de esos avances, la producción de alimentos tiene una base científica y es posible transportar los alimentos a larga distancia para que lleguen a su destino final en condiciones sanas.

3. Las estimaciones sobre el volumen del comercio mundial de alimentos para el consumo humano varían notablemente, pero en la actualidad su volumen es enorme, con un valor anual entre los 400 y 500 mil millones de dólares EE.UU. Los productos comercializados comprenden alimentos elaborados y preservados de origen vegetal, animal y marino, así como animales vivos, frutas y hortalizas frescas, granos y bebidas aromáticas.

4. Factores como el clima y las condiciones vegetativas, la demanda interna de alimentos de producción nacional, los precios pagados por los productos y la eficacia de la producción determina si un país es, o no, un importador neto o un exportador neto de alimentos. Con todo, en cualquier caso, es normal que países que son autónomos en materia alimentaria o que tienen una producción alimentaria excedente importen también alimentos. A veces, países que no son autosuficientes en alimentos exportan parte de su producción, especialmente cuando se trata de producto o productos que tienen una demanda fuerte en otras partes y que se pagan muy bien. En pocas palabras, es cada vez mayor el número de países, incluidos los países en desarrollo, que se están convirtiendo en importadores y exportadores de alimentos, previéndose que su número aumentará.

5. Son países industrializados (desarrollados) las grandes naciones que comercian con alimentos exportándolos e importándolos. Los países desarrollados son en su mayor parte importadores netos e importan en valor más de lo que exportan. En cambio, los países en desarrollo son por lo general exportadores netos, exportando en valor más de lo que importan.

6. El mercado internacional de exportaciones de alimentos es de una importancia económica considerable, tanto para los países desarrollados como en desarrollo, pero especialmente para estos últimos. Con el comercio de alimentos no sólo se ingresa moneda fuerte, sino también se crea y se da trabajo a muchas personas en todos los eslabones de la cadena de exportación.

7. Para poder convertirse en exportadores prósperos de alimentos, los países en desarrollo han de producir géneros que quieran los consumidores de otros países y que cumplan las prescripciones de importación de los países en que están los mercados. Para ello se requiere una acción concertada de productores, expedidores y gobiernos a fin de satisfacer las prescripciones fundamentales de la legislación alimentaria. Sin embargo, hay que señalar que hoy día, en el año 1999, casi a los cien años de que comenzara la campaña para el control alimentario por los gobiernos, sigue todavía habiendo varios países en desarrollo que no cuentan ni siquiera con una ley alimentaria fundamental.

8. Para cumplir sus leyes y reglamentos, muchos de los principales países importadores han creado organismos de control alimentario cuya tarea principal ha sido y sigue siendo asegurar que todos los alimentos producidos en el país y los importados se ajusten a la ley. Los productos que no cumplen sus requisitos son muchas veces totalmente destruidos dando lugar a fuertes pérdidas económicas para productores, fabricantes, importadores, exportadores y gobiernos de los países de exportación. Por ello, varios países exportadores han creado organismos de control de los alimentos por ellos exportados para asegurarse de que cumplen las prescripciones de los países que los importan. Sin embargo, dado que los países actúan de forma independiente al establecer sus medidas reglamentarias propias en materia de alimentos e implantar distintas prescripciones, se ha vuelto cada vez más difícil el funcionamiento del comercio de alimentos.

9. Algunos países han introducido prescripciones de escasa base científica que han tenido poco que ver con la protección de la salud del consumidor o con unas prácticas comerciales justas. Todo esto ha supuesto nada más que barreras no arancelarias al comercio u obstáculos técnicos al comercio. Sirviéndose de estos instrumentos, los países han podido escoger con quién comerciar y discriminar así contra aquéllos con los que no han querido traficar por motivos políticos o cualquier otro. Es correcto afirmar que, en lugar de favorecer el comercio internacional de alimentos, la intervención de los gobiernos con sus leyes y reglamentos han impedido ese comercio haciendo difícil que opere eficazmente. Las medidas internacionales más recientes a través de la Comisión FAO/OMS del Codex Alimentarius y la Organización Mundial del Comercio han contribuido a eliminar algunos de esas barreras no arancelarias al comercio.

10. Los Acuerdos de la Ronda Uruguay de 1994 culminaron en ese año con el Acta Final que se firmó en Marrakech, Marruecos, con inclusión de la agricultura y los productos agropecuarios. Por esa misma Acta Final se creó también la Organización Mundial del Comercio (OMC), que cuenta con 134 Miembros; lleva anejos varios Acuerdos y Decisiones y Declaraciones Ministeriales e incluye también el Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (Acuerdos MSF) y el Acuerdo revisado sobre Obstáculos Técnicos al Comercio (Acuerdo OTC). Ambos Acuerdos se refieren al comercio alimentario, haciéndolo el Acuerdo MSF más expresamente de la salud humana e inocuidad de los alimentos.

11. El Acuerdo MSF reconoce que los gobiernos tienen el derecho a adoptar medidas sanitarias y fitosanitarias pero también estipula que éstas deben aplicarse sólo en la medida necesaria para conseguir el nivel necesario de protección; que los gobiernos no deben discriminar arbitrariamente o sin justificación científica entre miembros en que prevalecen condiciones idénticas o análogas; e insiste en el empleo de la ciencia a la hora de tomar decisiones así como en la utilización de los principios del análisis del riesgo al establecer niveles adecuados de protección. Se trata de varios términos muy importantes, con unos significados y unos efectos aún más importantes, contenidos en el Acuerdo MSF. Se trata de la discriminación, la equivalencia, la evaluación del riesgo y la transparencia.

12. En cambio, el Acuerdo OTC se refiere a los aspectos cualitativos de los alimentos, como el etiquetado de los productos y las cuestiones no abarcadas por aspectos de inocuidad de los alimentos, que no están cubiertas expresamente en el Acuerdo MSF.

II. Situación de los países en desarrollo

13. El control de la calidad de los alimentos tal como se entiende generalmente hoy día puede definirse como el control de la calidad (incluida la inocuidad) de los alimentos almacenados o vendidos al público con el fin de proteger al consumidor contra riesgos de la salud y contra el fraude comercial. Aunque es ya muy antiguo el concepto básico de ese control, últimamente ha sido objeto de una atención más amplia debido a las constantes mejoras tecnológicas habidas en la producción, elaboración, preservación, almacenamiento e incluso en el sector cada vez más creciente de la distribución de los alimentos. Ante una mayor concienciación de los peligros alimentarios potenciales, junto con la expansión del comercio alimentario, es natural que las cuestiones relativas a la calidad e inocuidad de los alimentos, a la protección del consumidor y al control alimentario hayan sido objeto de mayor atención y que se hayan considerado lo suficientemente importantes como para provocar su interés a nivel internacional.

14. En los países en desarrollo hay una aguda sensibilidad sobre la importancia del control de los alimentos para la protección del consumidor, de ahí que se interesen cada vez más por este campo especializado y muy técnico. El postulado fundamental de salvaguardar al consumidor contra los riesgos de la salud y el fraude comercial es el mismo a lo largo de todo el mundo. Lo es tanto en Camboya como en Japón, o como en Brasil, Camerún o los EE.UU. La vida y el bienestar de un ser humano no es menos importante porque viva en América Latina, África, Europa occidental o Asia. Un 61 por ciento de la población mundial vive actualmente en Asia y la necesidad de proteger a los consumidores de este continente es tan necesaria allí como en cualquier otra parte del mundo. Todos los interesados deben comprender esto.

15. Sin embargo, existe una cierta diferencia entre los problemas de los países en desarrollo y los de los países más industrializados; estos últimos han estado razonablemente bien organizados en materia de control de los alimentos y protección de la salud desde hace algún tiempo, sobre todo desde principios de este siglo. Por otra parte, muchos países en desarrollo cuentan con una legislación alimentaria básica, heredada o establecida más recientemente en la que se faculta a las autoridades pertinentes a ejercer el control. Sin embargo, a pesar de esto, sigue habiendo países del mundo actual que por un motivo o por otro carecen de una ley alimentaria y de reglamentos pormenorizados para controlar la calidad y la inocuidad de los alimentos. Sin una ley alimentaria, las probabilidades de dar la debida protección al consumidor son muy limitadas. Incluso con una ley y reglamentación alimentaria, la falta de una infraestructura completa y eficaz de control de los alimentos para asegurar su cumplimiento y proporcionar protección al consumidor convierte la situación en inaceptable.

16. Muchos países en desarrollo carecen de los servicios e instalaciones pertinentes para aplicar en la forma debida unas prácticas de control de los alimentos. Esa puede ser una de las diferencias más acentuadas respecto de los países desarrollados y más industrializados. La mayoría de los países en desarrollo siguen necesitando proveer a unos laboratorios de control alimentario bien dotados o ampliar o mejorar el equipo de los existentes. Otra de las mejoras que hacen falta en los países en desarrollo es la elaboración de reglamentos alimentarios para cubrir las amplias esferas abarcadas por la legislación alimentaria gubernamental. Cosa necesaria de suerte que se pueda proporcionar información detallada a fin de poder determinar si un determinado alimento está adulterado o no, y que tanto hace falta en el sector de los alimentos tradicionales. No obstante, el mayor impedimento para los países en desarrollo es la escasez de personal capacitado que actúe como oficiales de control alimentario en todos los niveles: inspectores o interventores que evalúen la legalidad de las fábricas de alimentos, almacenes, restaurantes y mercados; falta de químicos o microbiólogos cualificados que comprueben las muestras para determinar que se ajustan a las prescripciones de calidad e inocuidad de los alimentos; y por último falta de magistrados o jueces competentes que se ocupen en última instancia del resultado de los procedimientos reglamentarios con arreglo a la legislación alimentaria básica. Es un hecho conocido que el éxito de cualquier actividad de control de los alimentos depende de la disponibilidad de personal de control capacitado, competente y probo.

17. ¿Por qué en tantos casos los países en desarrollo se encuentran tan atrasados en el establecimiento y funcionamiento de un control eficaz y eficiente de los alimentos? Son varios los motivos pero uno de los principales es la falta de recursos económicos y materiales (personas/servicios). Por muchos motivos no se dispone precisamente de los fondos necesarios para establecer o potenciar esos sistemas de control; entre ellos está la competencia por unos recursos ya escasos para mejorar las situaciones nacionales aliviando varios problemas graves, en particular la eliminación de la pobreza, garantizando la seguridad de los alimentos, mejorando la nutrición de las poblaciones, combatiendo el SIDA y la eliminación de la malaria.

18. ¿Dónde se encuadran la inocuidad y la calidad de los alimentos en el sistema nacional de planificación para poder obtener los fondos necesarios a su refuerzo? En realidad, hay referencias de que a algunos países se les ha oído decir: "primero dénnos alimentos para nuestras poblaciones y luego pensaremos en su control". Esta falta de reconocimiento de la calidad e inocuidad de los alimentos como requisito previo a unos suministros suficientes de alimentos constituye un problema gravísimo con el que tropiezan todos los países en desarrollo actualmente y también algunos países desarrollados.


19. Además de una falta de recursos, económicos y materiales, los países en desarrollo sufren otros problemas. Por ejemplo, es sabido que en algunos casos al control de los alimentos se les asigna una escasa prioridad en los planes nacionales lo que se debe en parte a la falta de conocimientos sobre la importancia del control de los alimentos para la protección del consumidor y para fomentar la economía nacional. Otros problemas arrancan de circunstancias sociales y estructurales. Los sistemas existentes en los países en desarrollo en relación con los alimentos son fragmentarios, y existen virtualmente centenares de miles de intermediarios que manipulan los alimentos. Al no hallarse tan bien desarrollada la infraestructura para la manipulación de los alimentos postcosecha, ello conduce a problemas de averías, desechos y alimentos poco seguros. A causa de la falta de poder adquisitivo por grandes sectores de la población de los países en desarrollo, grandes cantidades de alimentos no se preenvasan, siendo la mayoría de las prácticas de manipulación de los alimentos de carácter tradicional.


20. El predominio de los alimentos de venta callejera acarrea sus propios problemas y los establecimientos en que se expenden alimentos no están bien llevados y su higiene es insuficiente. Los programas de control alimentario, cuando los hay, tienen que abarcar desde los pequeños fabricantes tradicionales a los establecimientos industriales muy complejos así como todas las operaciones que se desarrollan entre esos dos extremos. La falta de coordinación entre los organismos de control de los alimentos a distintos niveles de la administración crea dificultades que no son de fácil solución, dando lugar a conflictos y a duplicación de esfuerzos. Es evidente que los sistemas de control de alimentos aplicables y disponibles en el mundo industrializado, que dispone de mayores recursos tecnológicos, no son idóneos necesariamente para su transplante al mundo en desarrollo y su adopción por éste. De no haber un compromiso por parte de los más altos niveles de la administración de los países en desarrollo y se desplieguen esfuerzos serios para desarrollar estrategias nacionales de control de los alimentos que se ocupen de los problemas de carácter alimentario de forma coherente, con la colaboración de la industria alimentaria, no es probable que se avance a nivel de base.


21. Por último, entre los consumidores, el sector industrial y la administración hay muchas veces falta de motivación. Es un hecho admitido que, cuando existe una fuerte motivación, lo más probable es que los otros obstáculos puedan superarse de una forma u otra, a veces con ayuda exterior como la que pueden prestar la FAO, otros organismos y gobiernos. Se reconoce, sin embargo, que el esfuerzo principal ha de hacerlo el propio país con la utilización óptima de sus propios recursos, económicos y materiales. Ahora bien, incluso un mínimo de asistencia exterior puede a veces fomentar considerablemente el avance hacia el desarrollo de un sistema eficaz de control.


22. Además de los problemas arriba mencionados con que se enfrentan los países en desarrollo, es de suma importancia observar el hecho de que el ritmo de actualización de las normas de calidad e inocuidad de los alimentos, de los códigos de prácticas y directrices de la Comisión del Codex Alimentarius se está llevando a cabo de forma muy rápida. Y lo que es más, el ritmo al que la nueva tecnología se está introduciendo en el control de la calidad e inocuidad de los alimentos, hace a veces a todo este proceso incomprensible. Parece como si fuera sólo unos pocos años que los organismos de control de alimentos aplicaban unas buenas prácticas de fabricación (BPF) en la industria de la alimentación. El concepto de unas BPF, junto con una manipulación básica de los alimentos o unos procedimientos de higiene de los alimentos, ha sido realmente durante muchos años la base de la evaluación de la observancia por parte de los inspectores de alimentos y de los organismos interventores tanto con carácter nacional como internacional.


23. Pero ha habido cambios. Por ejemplo, desde principios de la década de los sesenta se ha verificado un cambio en la forma en que se ha llevado a cabo el control de los alimentos. Hasta entonces, los organismos de control de los alimentos se basaban en el muestreo y análisis del producto final y en las observaciones hechas por el inspector en el momento de la inspección. Sin embargo, el sistema de Análisis de peligros y de puntos críticos de control (HACCP) se introdujo a principios de la década de los sesenta debido a su contundente éxito en el programa espacial de los Estados Unidos para asegurar la calidad y la seguridad de los alimentos que consumirían los astronautas. En el sector de la elaboración de los alimentos, consiste en una técnica concebida para mejorar el sistema de control de la calidad por lo que respecta a la inocuidad de los alimentos en ese sector industrial. También se implantó como un sistema de inspección gubernamental para recortar costos. Hay que señalar, que cuando lo introdujo por primera vez la industria alimentaria, era un sistema voluntario. Los inspectores de alimentos debían centrarse en los puntos críticos de control (PCC) que había establecido la industria de elaboración de los alimentos. Al propio tiempo, se redujeron otros aspectos de la inspección para comprobar esos PCC ignorando los demás aspectos. Se observa ahora que los reglamentos de algunos países en punto a la utilización del HACCP no sólo reconocen ya ese sistema como un instrumento "voluntario" para contribuir a asegurar un sistema eficaz de garantía de la calidad, sino también han hecho "obligatoria" su aplicación. Es algo que sucede cada día más, especialmente en los países desarrollados.

24. Al propio tiempo que los países desarrollados están adoptando cada vez más el HACCP como un sistema obligatorio, la existencia para la industria alimentaria en los países en desarrollo se está volviendo cada vez más difícil. Muchos de ellos no cuentan con los recursos ni con la competencia técnica para establecer el sistema HACCP, y sin embargo se percatan de que la adopción de ese sistema es un requisito previo para que sus productos alimenticios de exportación tengan acceso a algunos mercados. La aplicación del HACCP no es nada barata. Los gastos que acarrea son en realidad muy elevados. La cuestión planteada por muchos oficiales de control es si esas exigencias son, o no, necesarias. Incluso hay quienes estiman que es sólo cuestión de tiempo para que las exigencias de algunos países de un HACCP obligatorio puedan ser impugnadas en la OMC por razón del principio de "equivalencia". Cabría alegar que el empleo eficaz por parte de algunos países de unas BPF y otros sistemas de control para asegurar la calidad e inocuidad de los alimentos pueden muy bien producir resultados equivalentes a los conseguidos con la aplicación de un HACCP.

25. Además del empleo del HACCP, la utilización del análisis del riesgo juega un papel cada vez más importante para asegurar la inocuidad de los alimentos. Parece que el análisis del riesgo es lo que "está de moda", y por todo lo que se vislumbra seguirá marcando las operaciones de los organismos de control alimentario todavía por mucho tiempo. El empleo de la expresión "evaluación del riesgo" se cita a todo lo largo del Acuerdo MSF. Varios países y organizaciones internacionales, incluido el Codex, están adoptando ahora medidas para aplicar el empleo del "análisis del riesgo" en los procedimientos de control de los alimentos. Esto se verifica en el mismo momento en que los funcionarios de los países en desarrollo están clamando por que se les ayude a tratar de comprender qué es lo que se entiende por "análisis del riesgo". Muchos de esos funcionarios están atemorizados en el fondo por el análisis del riesgo porque no lo comprenden y se preguntan cuál será el costo adicional de adoptar en sus países ese tipo de análisis. El costo de tratar de aplicar el HACCP en las industrias alimentarias de los países en desarrollo está siendo ya, según se tienen noticias, muy elevado. La incertidumbre de tener que implantar ahora el análisis del riesgo es muy preocupante y confusa. En vista de ello, y cuando se pone en marcha el proceso para el análisis del riesgo, el Codex y los gobiernos han de prestar mucha atención a las necesidades de los países en desarrollo, así como a los problemas de estos países, especialmente en lo relacionado con la disponibilidad de recursos, tanto materiales como económicos.


26. Como ya se ha indicado, el Codex ha iniciado la labor de introducir el análisis del riesgo en su plan de trabajo. A los países en desarrollo se les está informando ya de que deben aceptar un cierto nivel de riesgo en relación con la inocuidad en los alimentos. Cabe preguntarse si los países desarrollados están, o no, diciendo al propio tiempo a sus consumidores que han de aceptar también un cierto grado de riesgo: un grado superior de riesgo al que se ha empleado hasta ahora; que el riesgo cero no es práctico o posible. Desde luego contemplando la labor del Codex por lo que respecta a los aditivos alimentarios y plaguicidas diríase que el Codex sigue estableciendo lo que podría considerarse como un riesgo aproximadamente cero al establecer niveles ajustables de uso y límites máximos de residuos para esas sustancias. Al propio tiempo, algunos países siguen reduciendo los niveles permitidos de sustancias a niveles tan bajos que en realidad resulta sumamente difícil identificarlos sin unas técnicas de análisis muy complejas. La verdadera pregunta es "¿dónde está el nivel cero?", y cuál es su impacto en los países en desarrollo. Es un hecho bien sabido que en muchos países en desarrollo la falta de una buena infraestructura de control de los alimentos les ha llevado a verse forzados a aceptar en materias relativas a la inocuidad de los alimentos un grado de riesgo superior al de los países desarrollados. No debe permitirse que esto continúe.


27. En respuesta al Acuerdo MSF de la OMC, el Codex y los gobiernos están trabajando ahora en cómo juzgar y aplicar la "equivalencia", equivalencia de los sistemas de control de alimentos, incluida la equivalencia de los programas de inocuidad de los alimentos. Cuando los países examinaron por primera vez el Acuerdo MSF de la OMC, el aspecto de "equivalencia" fue muy bien acogido. Sin embargo, la incertidumbre ha sustituido a esa sensación de complacencia, pues los países en desarrollo esperan ahora una explicación completa de lo que se entiende por "equivalencia" y cómo ha de aplicarse y qué ha de hacerse. Aquí también, el factor costo para los países en desarrollo preocupa muchísimo.


28. Al propio tiempo que la tecnología en el control de la inocuidad de los alimentos está avanzando rápidamente, diríase que hay una reorientación concreta por parte de la mayoría de los países desarrollados sobre cómo un organismo de control de los alimentos aplica sus propios programas en ese terreno. Actualmente se hace mucho más hincapié en la inocuidad de los alimentos mientras al mismo tiempo casi se ignora u "olvida" totalmente los aspectos de calidad involucrados. Es más, parece que algunos funcionarios de países desarrollados ya no se refieren más a factores de calidad como la descomposición, la adulteración, el marcado erróneo y la falta de peso: factores todos ellos que son realmente importantes para los consumidores, para sus bolsillos y en definitiva para su salud. Cierto es que la inocuidad de los alimentos preocupa mucho a todo el mundo y han de establecerse sistemas para asegurar que el suministro de alimentos sea seguro. Ahora bien, los factores de calidad, que también pueden tener un efecto desfavorable en la producción, el suministro de alimentos y la seguridad alimentaria no tienen por qué olvidarse. Se ha gastado mucho dinero en calidad de los alimentos y en productos alimenticios adulterados, así que no puede ya utilizarse para otros fines como la asistencia sanitaria y la educación. Además, el estado nutricional de la gente merma cuando dinero ganado con tanto sudor se malgasta en calidad de los alimentos y/o alimentos adulterados.


29. Incluso hoy día, los países en desarrollo siguen recibiendo envíos de alimentos que son de tan baja calidad que los consumidores no los aceptan y lo más probable es que ni siquiera puedan distribuirse legalmente en el país de origen. Asimismo, se han exportado a países en desarrollo envíos de alimentos con una fecha de caducidad que ya ha expirado o que está próxima a expirar. Esta práctica se suele denominar "dumping" y hay que ponerle coto. Es una práctica desleal al mismo tiempo que puede naturalmente dañar a los consumidores. Los países exportadores, muchos de los cuales son llamados países desarrollados que permiten o "cierran sus ojos" a esas prácticas, deben tomar medidas correctoras para asegurar que eso no ocurra. A este respecto importa señalar que muchos de los países más industrializados no tienen programas para el control de los alimentos de exportación ni cuentan con instituciones para el control de los alimentos de exportación.

III. El Codex Alimentarius y
la Organización Mundial del Comercio

30. La Comisión del Codex Alimentarius, con sus 165 Estados Miembros, ha ejercido desde luego una influencia sumamente positiva en la calidad e inocuidad de los alimentos producidos y vendidos en todo el mundo. Es un hecho reconocido que el Codex es el único órgano intergubernamental del mundo hoy día que está tomando medidas positivas para mejorar la calidad e inocuidad del suministro alimentario mundial. Hay que tributarle un gran reconocimiento a la FAO y a la OMS por el profundo interés que han puesto en supervisar la importantísima labor que está llevando a cabo el Codex.

31. Los países en desarrollo apoyan decididamente la labor del Codex y sus resultados. Sin embargo, estos mismos países siguen considerando cada vez más difícil participar de lleno en el programa de trabajo del Codex. Es un problema éste que realmente ya se ha debatido varias veces, en particular durante la Conferencia FAO/OMS sobre Normas Alimentarias, Sustancias Químicas en los Alimentos y Comercio Alimentario, que tuvo lugar en Roma en 1991 y que aprobó una recomendación en la que se pedía "...que se revisaran los mecanismos para facilitar la participación de los países en desarrollo, tal vez habilitando recursos extrapresupuestarios, celebrando seminarios antes de las reuniones y enmendando el reglamento del Codex (Artículo XI.4) respecto a la financiación de delegaciones nacionales". Han pasado ya ocho años desde que se formuló esa recomendación y persisten todavía hoy día el problema de participación de los países en desarrollo en la labor del Codex. Aunque en realidad se reconoce que ha habido un aumento en el número de países en desarrollo que asisten a las reuniones del Codex, hay muchos países en desarrollo que todavía no han podido participar, no por falta de interés sino más bien por su carencia de fondos. Se reconoce que al menos algunos de los comités del Codex han cambiado de lugar de celebración de sus reuniones y han organizado realmente algunas de ellas en otras regiones (Asia, América Latina). Se trata realmente de un paso positivo para conseguir una mayor participación de estos países. Tal vez más comités debieran imitarlos en lo posible. Además, podría ser una medida valiosa si tal vez la Secretaría del Codex y la FAO y la OMS estudiasen la posibilidad de celebrar reuniones de la Comisión del Codex Alimentarius en regiones fuera de Europa.


32. Se ha observado que son cada vez más los comités del Codex que comienzan a funcionar o siguen funcionando a través de grupos de trabajo creados durante los períodos de sesiones. Esto es muy desalentador para los países en desarrollo que participan en el Codex. La mayoría de los países en desarrollo, cuando están en condiciones de financiar su participación, podrían permitirse enviar sólo un representante a esas reuniones. La mayoría de los países desarrollados pueden enviar más de un delegado y de esa forma éstos pueden asistir a los diversos grupos de trabajo que se reúnen simultáneamente; los delegados de los países en desarrollo sólo pueden participar en uno de esos grupos por lo que no pueden tomar parte de lleno en todas las deliberaciones. Es un procedimiento que parece discriminar contra la participación de los países en desarrollo y debe al menos ser analizado por la Secretaría del Codex.


33. Como ya se indicó, el Codex fue fundado en 1962, hace más de 35 años. Desde su fundación, el Codex ha producido un gran número de límites máximos de residuos de plaguicidas (LMR) y también muchas directrices sobre la utilización de aditivos alimentarios. Además, muchas normas, tanto horizontales como verticales, se han preparado junto con varias directrices y códigos de prácticas. Debe entenderse que la mayoría de estos trabajos se han basado en información proporcionada por los países desarrollados, procurándose pocos datos de países en desarrollo (en particular de los tropicales). Todo ello crea una cierta preocupación pues los productos alimenticios se están consumiendo en todo el mundo y en cantidades variables sobre la base de distintos hábitos alimentarios. Tal vez pueda haber llegado la hora de examinar al menos parte de la labor realizada previamente, utilizando para ello información más reciente basada en distintas condiciones de dieta y clima. Naturalmente, esto significaría que los países en desarrollo y otros van a tener que aportar una información actualizada sobre exposición. Huelga decir que esta información se necesita corrientemente cuando se establecen nuevos límites.


34. Por último, en muchas reuniones y conferencias previas sobre la calidad e inocuidad de los alimentos, sobre todo en la Conferencia FAO/OMS de 1991 sobre Normas Alimentarias, Sustancias Químicas en los Alimentos y Comercio de Alimentos, se han reconocido siempre las necesidades de los países en desarrollo de recibir asistencia técnica para establecer o potenciar sus sistemas de control alimentario y han recomendado a la FAO, a la OMS y países desarrollados que multipliquen sus esfuerzos por impartir capacitación y prestar otro apoyo en este sector. Se reconoce efectivamente que, sólo a través del mejoramiento de los sistemas de control alimentario en los países en desarrollo, éstos estarían en condiciones de asegurar la conformidad de sus exportaciones de alimentos con las prescripciones internacionales y las que imponen los países importadores. Es de notar asimismo que el Acuerdo MSF de la OMC, que entró en vigor el 1 de enero de 1995, pide a los países desarrollados que proporcionen asistencia técnica a los países en desarrollo para aplicar las prescripciones necesarias a fin de asegurar la inocuidad de los alimentos. A pesar de esas recomendaciones, formuladas ya hace varios años, todavía los países en desarrollo siguen hoy día muy necesitados de asistencia y orientación técnicas para establecer y/o potenciar los subsistemas nacionales de control de alimentos con objeto de asegurar una protección adecuada y eficaz al consumidor y favorecer así el comercio alimentario. El aumento de las exportaciones de alimentos de gran calidad e inocuos por parte de los países en desarrollo puede atraer y de hecho atrae divisas que con tanta urgencia necesitan y que pueden utilizarse satisfactoriamente para perfeccionar y mejorar la salud de esos países.

IV. Recomendaciones

35. Ante la información que aquí se proporciona, se reconoce que los países en desarrollo están muy preocupados por la salud y el bienestar de sus poblaciones, que el control de la calidad de los alimentos y de su inocuidad se reconoce como algo importantísimo; que los países en desarrollo pueden obtener valiosas divisas con la exportación de alimentos inocuos y de gran calidad; y que han de aportar todos los medios necesarios para asegurar que la producción, elaboración, distribución y venta de alimentos se lleven a cabo de la forma necesaria para que el consumidor esté protegido y se refuerce el comercio. Sin embargo, muchos países en desarrollo se enfrentan con muchos problemas gravísimos, en particular la pobreza, la inseguridad alimentaria, la malnutrición, la enfermedad y las calamidades naturales, todo lo cual dificulta sus afanes por obtener fondos competitivamente por lo que en muchos casos son insuficientes los medios económicos necesarios para controlar la calidad e inocuidad de los alimentos. Además, en muchos países en desarrollo, su personal carece de competencia y no hay instalaciones o no abundan lo bastante.

36. Aunque los países en desarrollo apoyan de lleno al Codex Alimentarius y reconocen la necesidad de participar en su labor, falta la disponibilidad de fondos para permitir esa participación. Además, hay que pensar en hacer del Codex Alimentarius un usuario "más favorable" para los países en desarrollo.

37. Se recomienda que: